lunes, 25 de enero de 2010

De la Crookedta: Them Crooked Vultures

Them Crooked Vultures – Them Crooked Vultures (2009)
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Ok. Mochila al hombro, hoppie cargado con abundante licor, medallitas de niño aplicado merecidamente obtenidas y colocadas al pecho. Listo, preparémonos para una aventura scout con los mejores discípulos del hard rock zeppeliniano. Venidos de otros lares, en su entrevista de trabajo (requisito para participar de la expedición), todos tuvieron que desentrañar curriculums. El batero, dijo con la cabeza agachada que se llamaba David Grohl (41 anhos), y que, bueno, había ensayado un par de cositas con amigos desconocidísimos con los que a la postre formó Nirvana y Foo Fighters. ¿Hasta ahí estamos bien?. - “Bueno, niños, entonces hoy vamos a aprender a hacer fuego chasqueando 2 ladrillos”.

Para la guitarra se postuló un tal Joshua Michael Homme (36 anhos). ¿A ese no lo tenés?. Fijándonos en Wikipedia, saltó que toca la guitarra y otros utensilios de cocina en Queens of the Stone Age. Entonces lo miraron y le dijeron: Mirá vos che… Contratado!. – “Entonces niños, hoy también vamos a aprender a atar haciendo nudos ballestrinques”.

Y finalmente, el escuadrón quedó a cargo de su majestad satánica John Baldwin (64 primaveras). – “¿¡¿Quién?!?”. Nadie, un tipo que toca las teclas, la mandolina, el koto, la guitarra, la flauta dulce, el sitar, el piano, el violonchelo, el ukelele y se las arreglaba como podía detrás del bajo de ¡¡¡LED ZEPPELIN!!!. – “Ah!!! John Paul Jones!”. - Si, ese. - “En ese caso niños, hoy les voy a tirar en una jaula de leones angoleños famélicos y van a tener que aprender a escapar sin usar manos ni pies”.

Sin entrar a tallar en analogías que puedan arrojar prejuicios, el safari empieza así.

01. No One Loves Me & Neither Do I: el rock, en su estado más primigenio se yergue sobre una delgada línea de acordes y segrega la impronta Queens of the Stone Age. Si tus parlantes son chotos como los míos, puede saturarte un tocazo. Pero si sujetás a la histeria correctamente de los pantalones, hasta parece inspirada en una expulsión de partido de fútbol, ya que mantiene la calentura a decibeles inapropiados para bancarios y contadores, que con un traspié de conducta, podrían llegar a quedarse sin herederos.

02. Mind Eraser, No Chaser: Es el turno de otro paralelismo odioso. Ya que ahora, parecen ser los Foo Fighters, quienes toman las riendas con su alegre rimbombancia sónica, permitiendo que sea más agradable la espera del colectivo o incitando a mirar qué hay en la heladera de manera energúmena. En pocas palabras, se trata de un desbarajuste con mucha introspección. Y después termina con unas trompetitas ¡nada que ver!, bien robadas a los Monty Python.

03. New Fang: Desde una patoteril esquina, unos head bangers estarían sumamente orgullosos de que se los encasille con este tipo de hits. Ya que el tema tiene unas variaciones que te hacen ir pa´l frente, ante cualquier provocación de terceros.

04. Dead End Friends: Es una muestra de que para tener fiereza, no hace falta un regimiento. Y que para apreciarla, es recomendable colocarse una coraza de acero inolvidable, ya que te transporta a un desfile de soldados romanos luego de pelear en Troya.

05. Elephants: Tiene una secuencia súper parecida a la forma en la que más de uno se cepilla los dientes. Pinta como una tortuga jamaiquina, que al llegar a la línea de salida para ganar una carrera contra sí misma, decide pasar antes a quitarse una cédula falsa, identificándose como una estampida de mastodontes que arrasaron una aldea lejana. Se encuentra en la categoría de los posibles aportes al audio de esta década, pero tampoco es para decir que no tira a algo que ya no hayas visto en Mtv. De todas maneras, queda la sensación de que al grabarla pusieron garra los tipos.

06. Scumbag Blues: Como que Franz Ferdinand quiere colarse en los coros. Pero una vez que te penetran los arreglitos pop de la guitarra, más el aporte de un ¿sintetizador?, en tu repaso mental figura que a los Kapranos y demás, les faltó un ¡toing! para reproducir esta clase de riffs fuera de quicio a lo Jack White. A todo esto, ¿vos creés que los White Stripes le ganan en una competencia de picaditas a los escoceses?. ¿Y en un concurso de factoreo?.

07. Bandoliers: Late como un testimonial de fechorías post road movie de fin de semana. Entre punteos edulcorados y un largo tiempo en el que todos los instrumentos se hamacan entre sí, un ángel endemoniado canta poseyendo el cuerpo de Michelle Pfeiffer o Wanda Nara, y convierte al track 7 en el más inteligente del disco.

08. Reptiles: Es piramidal, contiene una uniformidad por donde se lo cate. Parece ejecutado por alienígenas. Te atrapa en su espesura y de lejos es la antítesis perfecta de “Cleo Cleopatra” de Fabiana Cantilo. Es caluroso, sofocante y hierve la epidermis, a menos de 100 grados.

09. Interlude With Ludes: Es para escucharla con una linterna encendida. Puesto que remite a canciones nunca compuestas para escenas claustrofóbicas de películas de terror. Expone cientos de segundos planos, mientras todo se encima y vuelve a salir por el mismo agujero por el que entró.

10. Warsaw Or The First Breath You Take Alter You Give Up: Es huevos con polenta para la cena. De entrada, impone sus condiciones. Por momentos, estaría bueno un cruce entre las gargantas de Homme y Grohl, pero después de tantos entredichos la cuestión se empastelaría un poco, así que uno termina conformándose con la del primero. Hasta que por fin ¡Zeppelin carajo!, un solo interrumpe en estado cuasi gaseoso, para partir hacia la enajenación. El universo retoma su orden habitual. Y te das cuenta de que es así como querés terminar tus días: Viejo, ebrio y perdido. Pero fiel a vos mismo.



11. Caligulove: Es atarantada pero hippoide. Flirtea con lo reacio, pero a la vez añade un pianito sesentoso que alivia las penurias y nos vuelve propensos a mover la patita. El ex Nirvana alcanza el nirvana del descontrol. Pero al fin y al cabo, como del polvo viene, al polvo vuelve.

12. Gunman: Hace tangible lo abstracto. Es un baldazo de agua salada, de personalidad severa y elegancia monstruosa, que hasta se anima a unos segundos dance, para que aúllen los lobeznos floggers.

13. Spinning In Daffodils: Con mucho melodrama, avanza desde el follaje hasta la ciudad como una aplanadora sin marcha atrás. La cátedra que logran dar estos manes, te perfora el bulbo raquídeo y da cuentas de que para ser un músico, no hay que romperse el culo practicando. Ya que sólo se trata de un gen extra. Ese que le fuera dado sólo a un selecto clan.


Bonus Track: En cualquier campamento u otra ocasión, estamos ante un material para pasarlo de generación en degeneración.